Hacedor de cortes redondos

Por: Eduardo González

Un día en la soledad de mi habitación, después de aceptar la ceguera como parte de mi vida me trasladé retrospectivamente a mi salón de clases cuando utilizaba trabajos con madera, paletas de Payco tela de saco y otros materiales para modificar conducta en los estudiantes que presentaban problemas de disciplina. Con estos materiales los estudiantes preparaban cuadros, lámparas y carteras de tela. De esta manera se reducía el nivel de hiperactividad. Me pregunté por qué si podía usar la madera para modificar conducta con los estudiantes, por qué no podía readiestrarme en algo que tuviera que trabajar con la madera.

Decidí salir del encierro emocional, y fui a la oficina de la Administración de Rehabilitación VOCACIONAL a solicitar adiestramiento de ebanistería. Recuerdo que al presentarle mi meta de ser ebanista, la consejera abrió los ojos que llegaban al cielo. Trató de persuadirme para que cambiara mi meta vocacional, porque según ella, no podía ser ebanista por ser ciego. Me recomendó que me pusiera a vender billetes de lotería o hot dogs. Al contestarle que con Bachillerato y once años de trabajo como maestro no iba a dedicarme a esas tareas, la consejera comenzó el proceso para el adiestramiento como ebanista al ver mi firmeza. Pero como siempre pasa, trataron de dilatar el proceso.

Cuando ya estaba perdiendo las esperanza de que me llamaran para el adiestramiento, escuché un anuncio a través de la radio donde hablaban sobre los servicios de la Biblioteca para Ciegos y Físicamente Impedidos y la National Federation of the Blind de Puerto Rico. Después de recibir el curso de lectura y escritura de Braille, y ser invitado a una reunión de NFB, y ver todo lo que se podía lograr con el conocimiento de Braille, orientación y movilidad y el uso de asistencia tecnológica para ciegos, me motivé y volví a rehabilitación para continuar mi caso.

Por segunda vez logré entrar al Centro de Adiestramiento y Transición al Trabajo (CATT) de Centro Médico. Durante 2 años demostré mis habilidades y destrezas para trabajar con madera, creando piezas con cortes rectos y redondos. Entre los cuales se encontraban cama de plataforma, gabinetes, porta tiestos en forma de pozo y artesanías. El CATT se inventó una excusa de que iban a remodelar el salón de ebanistería, y me suspendieron del adiestramiento y ubicaron a mis compañeros en otros talleres. Pasado cuatro meses, uno de los compañeros me llamó para preguntarme por qué yo no estaba en el salón. Le contesté que no sabía, pero que lo averiguaría.

La consejera me citó a una reunión, donde trató de persuadirme nuevamente ofreciéndome equipo y herramientas caseras para que me dedicara a hacer artesanías con cortes rectos solamente, ya que no existía en Puerto Rico un sitio dónde terminar mi adiestramiento para ciego. ES aquí donde decido convertirme en hacedor de cortes redondos.

Dado lo que aprendí en NFB, le exigí a mi consejera que me enviara al Iowa Commission for the Blind, un centro de rehabilitación que operaba con la filosofía de NFB. Tuve que radicar una querella en la Oficina del Procurador de las Personas con Impedimentos para hacer valer mis derechos. Aparentemente la querella dio resultado, porque en la próxima reunión con mi consejera se comenzó el proceso para recibir adiestramiento en el Iowa Commission for the Blind.

Nadie me dijo en Iowa que no podía hacer corte redondos. Todo lo contrario, todos me motivaron a hacer lo que mi imaginación me pedía. Aprendí a manejar herramientas y equipos grandes y pequeños, simples y complejos, valiéndome de métodos alternos propios para un ciego. Con estas pude por primera vez crear muebles rúpticos de cortes rectos y redondos con terminación de molduras , una torre para guardar CD’s con reloj en la parte superior , un porta tiesto en forma de pozo con alumbrado y un gabinete con lavamanos.

Sigo como hacedor de cortes redondos en un pequeño taller en mi hogar, ubicado en el pueblo de Cataño. La ceguera me quitó la vista, pero no la visión de tener nuevas metas y de seguir viviendo la vida que quiero tener.