Sugerencias útiles para padres de infantes y niños pequeños ciegos
Por: Christine Faltz.
Christine Faltz es ciega y madre de dos niños ciegos. Una niña Samantha, y un niño de nombre Braden.
Cuando un niño de meses es ciego o visualmente impedido, la mayoría de los padres está todavía tratando de lidiar con los temores e inseguridades que conlleva tener un niño discapacitado. Los consejos e información conflictiva son en este momento abrumadores. Todo lo cual se complica por la desafortunada actitud de muchos en el campo de la medicina y de los que trabajan con los ciegos. Pese a todo lo que hemos avanzado, un alarmante número de profesionales que trabaja con niños y adultos ciegos, tiene tan bajas expectativas y actitudes negativas sobre sus clientes, que se muestran sorprendidos cuando ven hombres y mujeres visualmente impedidos que son autosuficientes y exitosos.
A pesar de dichas actitudes, debemos siempre recordar que son nuestras actitudes las que más afectarán a nuestros hijos. Ni siquiera las arraigadas ideas estereotípicas, la desinformación o los prejuicios profesionales podrán evitar que nuestros hijos —si hacemos ahora lo que tenemos que hacer— desarrollen un enorme sentido de autoestima, autogestión y el conocimiento de que creemos en su potencial.
La actitud positiva y adaptación del medioambiente de nuestros niños con impedimentos visuales comienza desde el momento en que nacen. Las tareas rutinarias de vestir, sostener o alimentar a un niño ciego —suponiendo que no haya complicaciones médicas— no requieren de esfuerzo extraordinario. Hay sin embargo, técnicas sencillas para brindarle a su infante suficiente información sobre su entorno ambiental.
El hecho de que su infante de meses la pueda oír no significa que pueda localizarla, que piense que lo va a tomar en brazo o que va a arreglar su manta. Llámelo por su nombre o dígale lo que va a hacer, antes de tomarlo en brazo o hacer algo cerca de él. No hay por qué tratar a un niño ciego con mayor delicadeza que a un niño vidente, ya que no está más predispuesto a ser frágil, ansioso o quisquilloso. No olvide que durante las primeras semanas de vida, los niños videntes sólo pueden ver personas u objetos que están muy cerca.
Dígale al niño dónde está y qué está haciendo cuando se mueva con él de habitación a habitación, se monte en el automóvil o vaya a la tienda. Escuchar las palabras del diario vivir contribuye al desarrollo de destrezas verbales de todos los niños. El niño ciego asociará sus palabras y podrá distinguir —a través de sus otros sentidos—cada uno de los lugares donde esté. Mi hija de veinte meses por ejemplo, podía ir al baño o cocina cuando se le indicaba. Pasé mucho tiempo diciéndole: “vamos a la cocina para que mamá pueda limpiar.” “Vamos a salir de tu habitación —poniendo su mano sobre el marco de la puerta— y vamos hacia el frente.” “La habitación de mamá y papá, donde dormimos de noche en la cama, está a la derecha.” “El baño donde te bañas, está a la derecha.” “Más allá de las habitaciones, están los escalones que dan al exterior.” “Y aquí está la sala, con el televisor y el estéreo.” “Viramos a la izquierda, y aquí está la cocina.” Usaba a menudo las mismas descripciones. Y cuando tenía tiempo, le enseñaba los muebles de la habitación, pronunciaba su nombre y le decía para qué eran. Siendo aun muy niña, Samantha estaba siempre atenta a lo que le decía, y aunque al comienzo obviamente no comprendía todo lo que le decía, con el tiempo absorbió y llegó a comprender.
El infante de mayor edad tratará de hacer lo que hacen mamá y papá; doblar ropa, limpiar la mesa o fregar los platos. Siempre y cuando sea seguro, le enseño a Samantha lo que hago y le explico: “Mamá está bañando los platos sucios.” Después los secamos como hacemos contigo cuando te bañas.”
No de nada por sentado o sabido. Si su niño es curioso, enséñele lo que sea seguro enseñarle. De esta forma cuando éste requiera su atención y usted le diga: Un momento cariño, que mamá está limpiando la mesa”, sus palabras no serán meras palabras porque no ve lo que está haciendo, sino algo concreto que ya conoce. Con el tiempo podrá determinar su localización, el sonido del agua sobre el trapo, el trapo sobre la mesa y sabrá qué está haciendo. Su niño ciego no comprenderá el funcionamiento o por qué de las cosas hasta que no conozca los olores, sonidos y texturas de éstas en su medioambiente. No se sienta tonta describiéndole todo a su niño ya que le será de gran ayuda.
No me gustan los corrales para niños. Especialmente si son ciegos. Ponga su niño en el piso con sus juguetes, y coloque uno que sea ruidoso lejos de él para que tenga que buscarlo. De esta forma comprenderá que su medioambiente va más allá de lo que a primera vista conoce. Y cuando comience a gatear, muéstrele los límites entre habitaciones, el tamaño de éstas y cómo puede moverse en derredor a mesas y sillas.
Exponga su niño a todo. Muéstrele los escalones, los árboles y la grama del patio. Llévelo a la playa y muéstrele la arena y las conchas y cómo el agua se mueve. Enséñele el exterior e interior del automóvil donde está colocado su asiento de infante. Muéstrele todo constantemente, permita que toque y explíquele con oraciones sencillas qué está tocando. Coloque sus juguetes en tablillas que le sean accesibles, y muéstrele dónde están en relación a otros objetos en la habitación. Instruya a aquellos que cuiden a su niño que hagan lo mismo. Su esfuerzo se verá recompensado a medida que el niño comprenda más palabras y pueda expresar sus deseos y necesidades. Llegado el momento en que su niño esté caminando, ya sabrá distinguir entre izquierda y derecha, y podrá moverse a través de la casa sin ningún problema.