Liderazgo o consenso
Por James H. Omvig.
Traducido por Alpidio Rolón García
Braille Monitor, octubre 1994
Barbara Pierce, Editora
Jim Omvig ha estado relacionado profesionalmente con los ciegos, de una u otra forma durante treinta años. Ha dirigido centros de rehabilitación y orientación en dos estados. Trabajó varios años para la Administración de Seguro Social en Baltimore, en donde creó un programa que procuraba mejor empleos para ciegos y otras personas con impedimentos dentro de la Administración de Seguro Social. El señor Omvig vive jubilado por razón de enfermedad en Arizona. Esto sin embargo, no le ha impedido destacarse como uno de los líderes de la National Federation of the Blind de Arizona. Trabaja infatigablemente para que se cree una agencia que sirva bien a los ciegos de Arizona. Este artículo se publicó por primera vez en mayo de 1994 en “Views and News of Blind Arizonans”, revista oficial de la National Federation of the Blind de Arizona.
Hay ocasiones en que nosotros los miembros de la National Federation of the Blind, bien sea individualmente o como grupo, tenemos que tomar decisiones que resultan ser difíciles. Situaciones en que por ejemplo se nos presiona para que tomemos o aceptemos una decisión por consenso. Lo sabio sería sin embargo, demostrar liderazgo y señalar el camino a seguir. Trabajando así por lo que es bueno y necesario para los ciegos, obviando de esta forma la necesidad de alcanzar un consenso con gente que quizás ni siquiera persigue lo que conviene a los ciegos.
Recientemente Lady Margaret Thatcher del Reino Unido señaló lo que a mi modo de ver, capta la esencia del tema. Dijo al respecto: “Una continua búsqueda de consenso sólo conlleva la abdicación de liderazgo.” Sin duda Lady Margaret Thatcher considera necesario obtener consenso para ciertos asuntos. Cree sin embargo, que el deber de ejercer liderazgo sobrepasa en ocasiones la necesidad de obtener o aceptar consenso.
Considero que la decisión de cuándo se debe obtener consenso o cuándo se debe ejercer liderazgo, depende de cada caso en particular. Hay ocasiones en que por ejemplo, no se puede debatir entre lo que es bueno o malo para los ciegos. Deberíamos o no tener una fiesta de Navidad, Sería mejor tener un almuerzo o un banquete nocturno, alquilar o no alquilar un autobús para viajar a la Convención Nacional. Por último, deben todas las organizaciones por y para ciegos, reunirse en Phoenix o Tucson para discutir asuntos de interés para todos. Para estas y muchas otras situaciones, no hay tal cosa como bueno o malo. Simplemente, gente de buena voluntad se reúne y trata de llegar a un consenso. Desea encontrar la solución más adecuada o que mejor convenga para el momento en particular.
Por otro lado, hay ocasiones en que es necesario distinguir entre lo que es bueno o malo. Áreas como la educación, adiestramiento, derechos civiles y otras, en que es necesario saber lo que mejor conviene a los ciegos. A base de nuestra experiencia, conocemos lo que es mejor para los ciegos de Arizona y la nación. Por tanto, es esencial que ejerzamos liderazgo como individuos o como organización, con vigor y convicción, para lograr nuestros objetivos. La búsqueda de consenso sólo diluye lo que es mejor y conveniente para los ciegos.
¿Qué hay en la historia y forma de ser de la National Federation of the Blind que nos ha situado en tan destacada posición? Sin duda, dicha posición surge de la experiencia y sabiduría acumulada, el poder y la convicción con que a través de los años, mediante esfuerzo concertado, hemos luchado por todo aquello que redunde en beneficio de los ciegos. Nos hemos reunido para debatir y examinar los distintos puntos de vista sobre los asuntos del momento. Conocemos y hemos aprendido todo lo bueno y malo sobre los programas educativos y de servicios por el cual han pasado los ciegos. Ello nos ha permitido extraer el sumo de la experiencia y sabiduría de miles de personas a través del país, lo cual nos ha permitido identificar qué problemas enfrentan los ciegos, y cómo solucionarlos. De esta forma hemos puesto a prueba nuestras ideas, y descubierto cuáles de ellas funcionan mejor en las áreas de educación, rehabilitación, empleo y derechos civiles.
Esto es, mediante la acción concertada tenemos un cúmulo de información práctica, funcional y beneficiosa para los ciegos. Habiendo determinado que dicha información es sólida y efectiva, y habiendo determinado que ésta es la que mejor sirve a los objetivos e intereses de los ciegos, concluimos con firme convicción que habremos de trabajar por el bien común. No debemos sacrificar en aras del consenso la convicción con que perseguimos el bien común para los ciegos. Especialmente si lo hacemos por mera conveniencia. Repito, si diluimos nuestras convicciones en aras del consenso, sólo limitamos todo lo que hubiésemos logrado.
Veámoslo así. En la Federación hemos acumulado ciertas verdades y métodos que se han convertido en la base de nuestros principios y creencias. Vivimos y trabajamos con firme convicción por esos principios y creencias. Sacrificar nuestros principios y creencias en aras del consenso, es algo así como sacrificar lo que está estipulado en los Diez Mandamientos en aras del consenso.
Por último, dado el caso que tenemos la experiencia y los conocimientos, y dado el caso que el propósito de la National Federation of the Blind es representar y mejorar el bienestar económico y social de los ciegos, tenemos la responsabilidad de hacer todo lo que podamos por ellos. La responsabilidad de ejercer liderazgo surge del poder y conocimiento que poseemos.
En 1963, la National Federation of the Blind de Arizona confrontó serias dificultades durante el periodo en que luchaba por lograr la creación de una comisión estatal para ciegos. Sabemos que una agencia dedicada a los asuntos de los ciegos exclusivamente puede brindar mejores servicios de rehabilitación a éstos. También sabemos que este tipo de agencia, dirigida hacia un reducido número de personas, puede desarrollar programas que lleven al ciego a ser un ciudadano productivo. Sabemos que los servicios de rehabilitación para los ciegos en Arizona son en extremo de baja calidad. Tenemos la certeza que sabemos cómo mejorarlos. Sin embargo, en aras del consenso, constantemente se nos instaba para que no ejerciéramos nuestro liderazgo a favor de aquello que sabíamos era mejor para los ciegos. Hubo quien sugirió que echáramos a un lado nuestras convicciones con tal de que hubiese armonía. Seguros de nuestra posición continuamos adelante con tesón.
A veces nuestros representantes en el gobierno son los más que presionan para que se llegue a un consenso. Todo se simplificaría si todos los ciegos se pusieran de acuerdo. Así ellos, los gobernantes, no tendrían que demostrar su liderazgo. Nada mejor que todos los ciegos se presenten a la Legislatura Estatal o al Congreso con el mismo punto de vista. Claro está, no importa el tema, siempre habrá diferencias de opiniones entre la gente que se presente a una Legislatura o al Congreso. Son los integrantes de las Legislaturas Estatales y del Congreso, los que deben juzgar y validar, cuál o cuáles de las opiniones son las mejores. Por tanto, hay ocasiones en que ellos también tienen que demostrar liderazgo en lugar de tratar de alcanzar consenso. De esta forma cumplirían con su deber y representarían adecuadamente a sus constituyentes.
En la National Federation of the Blind sabemos y comprendemos qué es responsabilidad y liderazgo. No reparamos en trabajo y dedicación para mejorar la calidad de vida de todos los ciegos. Pese los ataques, los intentos por manchar nuestra reputación, o cuestionamiento de nuestros motivos, usaremos lo que sabemos y el poder que tenemos para ejercer liderazgo. Trataremos de conseguir consenso cuando sea posible. No abdicaremos sin embargo, nuestro deber de hacer el bien y ejercer liderazgo. Pretendemos de manera positiva demostrar qué es un ciego.